Hace más de 150 años, en lo que es ahora el magnífico barrio de La Recoleta, solo se contaba con algunas casas, por supuesto nada de mansiones y palacetes; un convento perteneciente a los monjes Recoletos y una bella Iglesia donde a su sombra descansaban los cadáveres de los menesterosos, costumbre de la época.
A pocos metros de las barrancas que daban a las playas del Río de La Plata, donde estacionaban las carretas que llevarían a la elite del sur de la ciudad; como San Telmo, a sus campos de verano situados en parajes lejanos como Olivos, San Fernando o El Tigre actualmente.
Entre el bullicio de las lavanderas y las peleas de los cuchilleros se erguía una edificación, según grabados de la época, con probabilidades de ser el primer sitio gastronómico del lugar, en lo que hoy se podría decir que está ubicada La Biela.
Rodeando al cementerio, que ya cobija a lo más granado de la sociedad, se albergan hombres y mujeres de dudosa reputación, en largos conventillos donde los gitanos guitarristas, proxenetas y ladrones libraban tremendas batallas hasta casi la mitad del siglo XX.
Desde la pulpería del "Vasco" Michelena hasta la coqueta Confitería La Biela; han quedado aquel minúsculo barcito que aquel gallego llamaba "La Viridita", o el otro homenajeando a los pilotos civiles, vecinos de enfrente con el nombre de "Aerobar"; pero ocurrió lo inevitable: un grupo bullanguero de adoradores de la velocidad, después de agotar la paciencia fueron expulsados y que mejor idea que disipar el mal momento con una picada "y buscamos un nuevo lugar para recalar", la aventura fue corta para uno de ello ya que la biela de su coche dijo basta en la esquina de Junín y Av. Quintana. "Bitito" Mieres se bajó de su coche y reunió a todos sus compañeros, Jorge Malbran, Ernesto Tornquist, etc, afincándose en ese pequeño bar al que bautizaron con el nombre de "La Biela Fundida" primero.
Luego con el que se hizo mundialmente famoso como La Biela cuando finalizaban los años '50; y era el punto de reunión de los héroes y fanáticos del automovilismo; sobre todo de Fórmula 1, como Juan Manuel Fangio, Jackie Stewart, Nicky Lauda, Carlos "Lole" Reutemann, Emerson Fitipaldi.
La Asociación Argentina de Automóviles Sport no tenía sede, pero La Biela, fue rebautizada temporalmente con el nombre "La Secretaria". Luego sería Charly Menditeguy, Rolo Álzaga, Eduardo Copello, Gastón Perkins y muchos más fueron testigos de la moda más temible que llenó las veredas de Quintana, Ayacucho y Alvear.
Las "Picadas", monstruo ruidoso, provocador de adrenalina y curiosidad de los años *70.
Visitada por infinidad de turistas, políticos, empresarios, deportistas, personajes con poder Real o Democrático como los Reyes de España o los Premieres de varios países.
Allí también, se daban citas intelectuales como Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Julio Cortázar; artistas como Facundo Cabral, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Pérez Celis, Raúl Santana; actores y actrices de todos los medios; la lista es interminable.
A la sombra del centenario Gomero, no ombú como muchos creen; se constituye una de las terrazas más hermosas del país. El frente de La Biela, conserva la estructura de hace más de 100 años (pese a su última remodelación que sufrió en el año 1994); sobre éste se colocaron grandes carteles de publicidad confeccionados al principio con figuras artísticas, cuadros con el mejor estilo "Naif" de la pintora Aniko Szabo primero; luego Freire pintó una secuencia de "ventanas" con el protagonismo de la gente que frecuentaba las mesas del bar.
Por último, la famosa pintora y escenógrafa Renata Shussheim creó una secuencia de ojos de los personajes más notables que tuvieron influencia entre los argentinos: Julio Cortázar, Marilyn Monroe, Ringo Bonavena, Carlos Gardel, Fidel Pintos, Nélida Lobato y John Lennon; despertando la curiosidad de todos los transeúntes. La globalización y las necesidades económicas hicieron de estas carteleras, las exhibidoras de las mejores publicidades del mercado.
El menú que presenta nuestro restaurant, es del tipo del moderno "Fast Food", comidas rápidas, al cual se le da un toque de alta gastronomía con precios accesibles al público que lo frecuenta.
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